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REFERENTE ESPIRITUAL Y CULTURAL DE LA CIUDAD DE ZARAGOZA

La comunidad parroquial, que vuelve a la que ha sido su sede durante más de ocho siglos, no ha querido perderse la ceremonia de reapertura y consagración del altar, presidida por el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora

La reapertura del templo parroquial de Santa María Magdalena de Zaragoza y la consagración de su altar ha tenido lugar este domingo, 17 de febrero, en una emotiva ceremonia que el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora, ha presidido ante más de 350 personas y en la que ha recordado el uso concreto que se espera de una iglesia: escucha de la Palabra, oración, sacramentos, eucaristía y, también, “un espacio donde los pobres alcancen acogida y misericordia”.

Del mismo modo que la imagen de alabastro que representa a santa María Magdalena regresó a su lugar el pasado jueves, coronando la portada del templo, la comunidad parroquial ha vuelto este domingo a la que ha sido su casa, al menos, desde 1124. Los feligreses, que desde el inicio de la restauración en el año 2002 han seguido compartiendo su fe fuera del templo, no han querido perderse este momento histórico. Tampoco su párroco, Juan Espallargas, quien ha saludado sereno, satisfecho y sonriente, invitando “a todo el mundo que quiera a participar tanto del culto, como del arte y la belleza”.

Fiesta para todos

En su homilía, monseñor Jiménez Zamora ha destacado el doble sentido festivo de la reapertura de la Magdalena: “El coronamiento de una larga empresa de esfuerzos y sacrificios compartidos con todos” y “el cumplimiento de un deseo sentido por muchos”. “Todos” son los feligreses de la parroquia, el Arzobispado que ha liderado el proyecto, las instituciones del Estado que han colaborado y también las instituciones privadas. “Muchos” son los que esperaban que se abrieran las puertas de este templo como signo de fe y de comunión, de servicio.

Desde el siglo XVI, la veleta de la torre mudéjar de la Magdalena está rematada por un gallo que no solo dio nombre a la parroquia, sino a todo el vecindario. La ceremonia de reapertura del templo ha visibilizado la cercanía que cientos de fieles tienen hacia su parroquia. Con independencia de sus ideas, sienten que la Magdalena es ‘su iglesia’ y están deseosos de oír sus campanas medievales. Se acercan hasta la imagen de san Mamés para rezar como les enseñaron sus abuelas y se emocionan al ver la pila bautismal en la que fueron bautizados.

Abierto a la sociedad

Tras su reapertura, la iglesia de la Magdalena ofrecerá dos eucaristías diarias, a las 9.00 y a las 19.30 horas. Los domingos y fiestas especiales, habrá hasta cuatro celebraciones: 9.00, 11.00, 12.30 y 19.30 horas. En todos los casos, la misa de la tarde irá precedida del rezo del rosario. Además, se celebrarán de modo habitual los sacramentos del bautismo, la reconciliación y el matrimonio.

Las visitas guiadas al templo y a la torre serán gestionadas por Alma Mater –la marca cultural del Arzobispado de Zaragoza– a partir de Semana Santa. Antes, durante el mes de marzo, se pondrá en marcha un ciclo de conferencias a cargo del equipo de arquitectos y arqueólogos que han hecho posible la restauración. En paralelo, está previsto lanzar una propuesta de conciertos.

De esta forma, la iglesia parroquial de Santa María Magdalena pretende seguir siendo portadora de esperanza en el siglo XXI, respondiendo a las necesidades del barrio y sus gentes.